lineamientos de artistica ministerio de educaciòn nacional

domingo, 14 de febrero de 2010

La creatividad social

La creatividad social

miedo[1] Si analizamos la relación entre la conformidad y el carácter podemos descubrir dos tipos de individuos, el que acusa gran conformidad de comportamiento y el que se caracteriza por su independencia e inconformidad. Las personas que manifiestan una conducta conformista y convencional pertenecen en su mayoría a lo que se podría denominar personalidad autoritaria. Caracterizada por los siguientes rasgos : rigidez e inflexibilidad, prefiere los términos absolutos, no gusta de someter a examen sus ideas y huye de la introspección, es sistemáticamente hostil y tiene prejuicios frente a grupos ajenos al suyo propio, tiende a hacer todo aquello que está prescrito, máximo control de impulsos e inhibición. Son personas inseguras, carentes de confianza en sí mismas. que se sienten amenazadas y que tienden a un estilo cognoscitivo rígido, concreto y acomodaticio. Las personas que dan muestras de independencia en su comportamiento parecen hallarse en posesión de las siguientes características : carencia de sentimientos de inferioridad, de autocontrol rígido y de actitudes autoritarias, individuos con confianza en ellos mismos, independientes en sus juicios y capaces de pensar por sí mismos. Son sujetos creadores, flexibles y fluidos. Sus percepciones y conocimientos son singulares, para abordar los problemas se muestran intuitivos, empáticos y – perceptualmente – abiertos.

En nuestra sociedad no se alienta la creatividad, ya que las presiones sociales en favor del conformismo son tan intensas que las desviaciones frente al mismo son objeto de sanción directa o indirectamente. Una sociedad que aliente la creatividad tendría que incorporar un sistema de valores que implicase una visión positiva del cambio y de la innovación. Esto no ocurre porque vivimos en sociedades apoyadas en sistemas desiguales que necesitan de individuos conformistas para mantenerse. Los sectores privilegiados preservan su poder a través del control de la cultura y de la educación, dificultando el proceso de movilidad social. La manera de empezar a construir una cultura para el Desarrollo Humano comienza con el desarrollo de una educación distinta que promueva la creatividad.

La creatividad es un componente báisco del trabajo artístico y, por tanto, esencial en el aprendizaje del arte. Produce y posibilita el arte, pero también es consecuencia del aprendizaje artístico.

La creatividad se puede ver también desde una perspectiva social – como capacidad colectiva – y es desde ahí como vamos a vincularla con el desarrollo humano ; la creatividad es una causa y una consecuencia al mismo tiempo : produce y posibilita el desarrollo humano. A la vez, si existen condiciones para el desarrollo humano, la sociedad se convierte inevitablemente en creativa.

La creatividad social reivindica lo diverso, se opone a la homogeneización, a la usurpación de los espacios de decisión. La creatividad social pierde el respeto a lo obvio, mira en la bodega del cerebro y revisa lo que se da por sentado. Vence la resistencia que produce v0lver a procesar lo obvio. Las siguientes palabras nos remiten directamente al concepto de Desarrollo Humano construido por personas activas, no pasivos receptores de determinaciones sociales : El pensamiento creativo puede centrarse en buscar fórmulas para repartir el trabajo, aumentar el poder de muchos, resolver el problema de los trabajos que nadie elegiría pero que son necesarios, desarrollar el comercio justo, crear proximidad – y no distancias – cómo hacer para que las cosas duren más o que haya menos cosas pero que sirvan para más funciones, desarrollar una comunicación no agresiva, incorporar la razón en la resolución de conflictos, hacer que lo pequeño sea hermoso, autoconstruir la vivienda, saber seleccionar información relevante, desarrollar redes locales, recuperar la calle.

Fuente : Educación artística : lugar de vecindad para el desarrollo humano / Pilar Díez del Corral. Pulso : revista de Educación, 32, 2009

Lo estético y lo artístico - Alejandra Ferreiro


Lo estético y lo artístico

Alejandra Ferreiro

Lo estético y lo artístico

En toda actividad que el ser humano realiza siempre agrega un “algo más”. El ser humano tiene la necesidad de reproducir su socialidad, pero bajo el imperativo de hacerlo con “belleza”. De modo que, en la dimensión cultural de la existencia social se observa una necesidad inmanente a toda manifestación humana de la cual emerge el comportamiento estético.

Este modo peculiar de apropiación de la realidad que puede diferenciarse en condiciones históricas, sociales y culturales[1] específicas se encuentra enraizado en la capacidad humana de simbolizar y de exteriorizar la memoria individual.[2]

La actividad estética, por ser inherente a la naturaleza humana, se encuentra presente en todos los tiempos, aunque sus modalidades y finalidades varían de sociedad a sociedad y presentan diferencias en cada época histórica.

…, lo estético es inevitable y cotidiano, espontáneo y orientado hacia las bellezas naturales o culturales, todas valorativas; por consiguiente, no existe ser humano sin vida estética y ésta se centra, para nosotros, en la sensibilidad o gusto, una facultad humana ocupada en nuestros ideales de belleza y sentimientos dramáticos, cómicos, de sublimidad o tipicidad. En fin, lo estético se ocupa de nuestras preferencias y aversiones sensitivas o estéticas, gracias a las cuales mantenemos relaciones con la realidad inmediata y diaria.[3]

Es decir, lo estético es una cualidad sensible, una característica de la sensibilidad humana. Sin embargo, la sensibilidad –entendida como capacidad de sentir- no puede reducirse, aunque predomine en algunos momentos, a los aspectos sensitivos, imaginarios o afectivos, ya que siempre se encuentra presente un componente intelectivo. Las sensaciones sin el concurso de la razón no son identificadas, reconocidas, es decir, plenamente experimentadas. Pero, la sensibilidad reemplaza momentáneamente a la razón cuando sus recursos no permiten penetrar la realidad experimentada.

La sensibilidad es histórica y varía de sociedad a sociedad y de individuo a individuo, de manera que nuestras preferencias y aversiones poseen un contenido social, de ahí que el placer o displacer, al convertirse en sentimientos de agrado o desagrado, de aceptación o rechazo, se vinculen con los valores sociales predominantes.

Si la sensibilidad es el soporte de la mirada estética del ser humano y ésta se constituye histórica y socialmente, es posible entender que exista un predominio de los valores de una sociedad en la aceptación o rechazo de las producciones estéticas de otras culturas. Este es el caso de las sociedades modernas en las que el arte ha ocupado un lugar privilegiado en relación con el universo estético global, es decir, lo estético ha sido reducido a lo artístico.

La relación estética tiene sus primeras manifestaciones en la producción de objetos útiles en la que es posible ya observar una conciencia protoestética -como la designa Sánchez Vázquez. Esta producción de objetos no posee una finalidad estética, en tanto que no se producen para la contemplación. El propósito de estas producciones se vincula, generalmente, a los aspectos mágico-religiosos y rituales de las diferentes sociedades o al terreno propiamente utilitario. No obstante, en la actualidad es posible entablar una relación contemplativa con ellos, es decir mirarlos estéticamente. Es decir, como señala Sánchez Vázquez, se produce una disociación entre producción y consumo, por lo que “la obra no es consumida de acuerdo con el fin y la función que determinaron su producción y viceversa: a la producción corresponde hoy un modo de consumo (la contemplación) no buscado en ella.”[4]

Esta separación, continúa este autor, obliga a plantear dos cuestiones: ¿cómo puede funcionar estéticamente un objeto producido sin una finalidad estética? y ¿cómo puede producirse sin finalidad estética un objeto que, sin embargo, funciona estéticamente?[5]

Para responder la primera interrogante, es preciso pensar en una caracterización amplia del arte, es decir como:

…una actividad humana práctica creadora mediante la cual se produce un objeto material, sensible, que gracias a la forma que recibe una materia dada expresa y comunica el contenido espiritual objetivado y plasmado en dicho producto u obra de arte, contenido que pone de manifiesto cierta relación con la realidad.[6]

Esta definición favorece una actitud abierta hacia las manifestaciones de otras culturas y considerar a los objetos o procesos con una finalidad extraestética (mágica, religiosa, mítica o utilitaria) objetos dignos de ser contemplados, esto es, considerarlos como obras de arte. Cualquier objeto material producido por otras culturas y en otros tiempos, al ser materia formada o forma sensible de una materia dada, expresa y comunica el contenido espiritual objetivado, lo que produce a su vez un efecto estético, “gracias al cual la obra significa y se abre al mundo.”[7] Hay un desplazamiento, en el objeto derivado, de la función originaria extraestética que provoca en nosotros una nueva función: la estética. Esto se debe a que la obra es el producto de una actividad humana creadora.

Afirmar que el arte es una actividad humana práctica creadora y confirmar que se han producido objetos con finalidades extraestéticas, que ahora son consumidos estéticamente, implica asumir que existe y ha existido en todas las culturas una conciencia estética en la producción de dichos objetos. De igual modo, el existir de esta conciencia, es posible entenderla vinculada con el trabajo humano.

Es difícil no admitir [...], que en el productor prehistórico del paleolítico medio superior [...] se fue dando cierta conciencia de la “buena forma” y, unida a ella, la del “buen trabajo”. Y que esa conciencia del “trabajo bien hecho”, gracias al cual se alcanzaba la “buena forma”, tenía que ser a su vez, conciencia de la capacidad para producir el útil dotado de esa forma. Por último hay que suponer también que la conciencia de la “buena forma” y del “trabajo bien hecho”, así como de la capacidad propia para realizarlo, tenía que ir seguida de cierto placer o satisfacción de la ejecución.[8]

Así, tenemos que el comportamiento estético no sólo es consubstancial al ser humano, sino que además se presenta en todas sus manifestaciones y producciones como una necesidad de “agregar algo más” a todo lo que realiza. Esta escrupulosidad de la buena forma ligada al trabajo bien hecho se descubre con toda claridad en todas las producciones utilitarias que permiten, además un consumo estético. Observar el desarrollo histórico de la conciencia estética, permite ampliar nuestros horizontes teóricos y subrayar la diferencia entre la obra de arte (consumo artístico) y la producción artística.

Una obra de arte, independientemente de su finalidad, produce experiencias estéticas. En este sentido, cualquier objeto, acto o proceso que tenga capacidad de transmitir un contenido y de producir una experiencia estética se constituye en una obra de arte. Sin embargo, lo propiamente artístico, está circunscrito al hecho histórico en el que como resultado de su actividad, el ser humano ha desarrollado una conciencia del “buen trabajo”, de la “buena forma” y de la capacidad propia de producirla realizando el trabajo necesario. En las producciones artísticas de la época moderna, lo que se observa es que finalidad y efecto coinciden.

El artista al pertenecer a una sociedad que lo promueve, ha adquirido la conciencia del efecto que produce y el valor de cambio que este efecto contiene. Por ello, lo artístico posee, además de la finalidad estética, otras finalidades extraestéticas. Como el resto de las actividades sociales, en esta fase de la humanidad el proceso de producción del arte está asociado a la división del trabajo, de donde emergen las actividades individualizadas que requieren una formación académica. La distribución de los bienes artísticos está vinculada con el mercado, por tanto es un producto mercantilizado. Y, por último, su consumo implica un conocimiento especializado que se da en un tiempo y un lugar excepcionales.

Para recuperar lo dicho hasta el momento tenemos que, lo artístico es un producto creado por la cultura occidental cuya acción está circunscrita a las condiciones particulares de producción, distribución y consumo del capitalismo. Mientras que lo estético aparece en prácticamente todas las actividades del ser humano y en todas las culturas, aunque con diversidad de formas de expresión.

La autonomía lograda por el arte y su inserción en el mercado ha generado una tendencia equívoca de reducir lo estético a lo artístico y de conferir una carga valorativa de “más bella” y “más buena” a la producción artística, dejando fuera otras producciones estéticas. Sin embargo, en la actualidad mantenemos con muchas de las producciones humanas de otros tiempos una relación contemplativa, es decir, funcionan en nuestro tiempo como obras de arte.

2. Polémica estético-artístico en educación.

La polémica estético-artístico en educación no surge, como lo supone Hargreaves,[9] de la generalidad del primer término y la especificidad de la conducta y habilidades del segundo, sino de la diferencia en la finalidad de ambos comportamientos. El adjetivo estético califica aquella experiencia humana que se produce ante lo inesperado, lo inaudito, lo sorprendente, lo admirable, y de la que surge, aunque momentáneamente, un sentido de unicidad en el individuo que lo experimenta. Esta experiencia supone un modo peculiar de relacionarse con objetos que asumen en algún momento una función estética. Pero las experiencias estéticas no son todas del mismo grado, pueden variar en fuerza de afección según si éstas provienen de nuestra relación con objetos naturales o con objetos y acciones simbólicas. Por otro lado, el adjetivo artístico se relaciona con la experiencia vivida durante la creación de algún objeto estético, aunque no siempre corresponda con una obra de arte; de ahí que esta experiencia pueda ampliarse a procesos no circunscritos, como algunos aseguran, a la experiencia formativa con técnicas especializadas provenientes del campo profesional del arte. Esta diferencia conceptual permitió concluir en la necesidad de fomentar en la educación básica ambas experiencias, la estética y la artística, pues si bien la primera promueve una intensa sensibilización en el estudiante que amplía su capacidad de percibir los matices del mundo, el proceso educativo quedaría inconcluso sin la promoción de experiencias artísticas, en las que el niño desarrolla su creatividad y la plasma en objetos y formas estéticas.


[1] Adolfo Sánchez Vázquez, Invitación a la Estética, México, Grijalbo, 1992, Pag. 57

[2] Andre Leroi-Gourhan, cfr. Carlo Bonfiglioni, Fariseos y Matachines en la Sierra Tarahumara. Entre la pasión de Cristo, la transgresión cómico sexual y las danzas de conquista, México, INI, 1995, Pag. 24

[3] Juan Acha, Introducción a la Teoría de los Diseños. México, Trillas, 1988, Pag.22

[4] Adolfo Sánchez Vázquez, Invitación a la..., Pag. 88

[5] Idem.

[6] Adolfo Sánchez Vázquez, Estética y Marxismo, Tomo I, México, Ed. Era, 1983, Pag. 167

[7] Adolfo Sánchez Vázquez, Invitación a la…. Pag. 89

[8] Idem. Pag. 98

jueves, 11 de febrero de 2010

EDUCACIÒN ARTISTICA INSTITUCION EDUCATIVA CAMARA JUNIOR

COMPETENCIAS CLAVES EN EL DESARROLLO COGNITIVO A PARTIR DE LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA
El propósito de enseñar a pensar es el de preparar a los alumnos para que, en el futuro, puedan resolver problemas con eficacia, tomar decisiones bien meditadas y disfrutar de toda una vida de aprendizaje.
El arte orientado hacia la canalización de talentos y al desarrollo de la comunicación interior del niño, le permite animar su vida emotiva,
iluminar su inteligencia, guiar sus sentimientos y su gusto hacia las mas puras formas de belleza por caminos con norte definido hacia el encuentro del punto máximo de creación y desarrollo espiritual.
El aprendizaje de las artes en la escuela tiene consecuencias cognitivas que preparan a los alumnos para la vida: entre otras el desarrollo de habilidades como el análisis, la reflexión, el juicio critico y en general lo que denominamos el pensamiento hol ístico; justamente lo que determinan los requerimientos del siglo XXl. Ser "educado" en este contexto significa utilizar símbolos, leer imágenes complejas,
comunicarse creativamente y pensar en soluciones antes no imaginadas.
De hecho, las artes sirven de punto de encuentro, integrador de la historia, las matemáticas y las ciencias naturales, as í podemos pensar en cualquier pintura como testimonio de un período hist órico, o una escultura de Calder como analog ía visual de ecuaciones algebraicas.
La educación en las artes perfecciona las competencias claves del desarrollo cognitivo como son:
1. Percepción de relaciones. El arte enseña al alumno a reconocer que nada "se tiene" solo. Todos los procesos del trabajo artístico se explican por la interacción que hace el ser humano, con elementos y formas (en música, sonidos y palabras, por ejemplo). En este proceso donde el desarrollo de lenguajes, expectativas y hábitos permite la fundamentación de valores como el respeto, la solidaridad, el compartir, la convivencia pacífica a partir de la valoración de las diferencias que lleva a una resignificación de la identidad regional y nacional. Piénsese en el ejecutivo que debe aprender a pensar de manera sistémica.
2. Atención al detalle. Diferencias pequeñas pueden tener grandes efectos. Hay una gran cantidad de razonamiento visual en el proceso de tomar decisiones sobre color y forma para hacer de una pintura una obra satisfactoria. Hay también al escribir muchas minucias en cuanto al uso de formas literarias, metáforas, alusiones, etc. Todos estos son modos sofisticados del pensamiento. Es en la obra de arte donde se hace posible una luna roja, iluminando el camino, un perro azul convirtiéndose en príncipe, o donde un mapalé transforma espiritualmente la voluptuosidad erótica de un cuerpo.
3. Promoción de la idea de que los problemas pueden tener muchas soluciones y las preguntas muchas respuestas. En los negocios, por ejemplo, es más deseable tener varias respuestas que una sola, así cómo aprender a priorizar. Es as í como podremos
tener la posibilidad de que los elefantes vuelen, los tigres caminen en 2 patas, hablen y trabajen en venta de seguros posibilidades nunca antes imaginadas.
4. Desarrollo de la habilidad para cambiar la direccionalidad cuando aún se esta en proceso. El aprendizaje de las artes enseña que una meta o fin pueden cambiar en el proceso, los fines a veces se desprenden del proceso y éste a veces se deriva del fin. Este tipo de interacción se simplifica mucho en la escuela, en donde casi siempre el fin o la meta son invariables. La vida real muestra lo
artificial de este proceso aprendido (¿o no aprendido?) en la escuela. El esculpir una piedra en búsqueda de una figura hermosa, puede darnos como resultado un hermoso corcel, o lo que es mas común, tallar una madera para elaborar un santo y obtener
finalmente el más hermoso de los molinillos.
5. Desarrollo de la habilidad para tomar decisiones en ausencia de reglas. Por ejemplo, decidir cuándo el trabajo se terminó. En ausencia de reglas fijas es importante el desarrollo del juicio personal que nos permita decidir cuándo estamos satisfechos por un trabajo bien realizado. Además lo llena de razones para demostrar y explicar su obra, así el arte abstracto tiene su justificación en el
mundo de los sentidos. Al propósito inicial de cada tarea se le unen la inventiva, la creatividad, el razonamiento y la sana competitividad que lo llevan a los mejores resultados.
6. Imaginación como fuente de contenido, la habilidad para visualizar situaciones y predecir lo que resultaría de acuerdo con una serie de acciones planeadas. El cultivo de la imaginación no es una de las preocupaciones de los currículos escolares, siendo uno de nuestros más preciosos recursos humanos. Las múltiples posibilidades que el proceso artístico ofrece al alumno, le permiten
el adentrarse en la búsqueda constante, en la investigación permanente de nuevas formas, expresiones, elementos, conceptos, principio éste que puede trasladarse a cualquiera de los procesos científicos, como el principio de la rebotica desarrollado en el cine.
7. Habilidad para desenvolverse dentro de las limitaciones de un contexto. Ayudar al alumno a ver los límites, desarrolla las destrezas para inventar formas de explotar restricciones de manera productiva. Es ahí donde el mundo del reciclaje tiene su mayor utilización y belleza, ejemplo la chatarra aplicada a hermosas esculturas.
8. Habilidad para percibir y enfocar el mundo desde un punto de vista ético y estético. Ver el mundo real de la ingeniería desde un punto de vista del diseño nos lo releva como algo más fresco. Permite que la valoración estética de la naturaleza evite destrozar o malograr su paisaje, que sea imprescindible el susurro de una paloma para que conservando nuestra capacidad de asombro no necesitemos el sórdido estruendo de una bala que matando el ave aniquile del hombre sus sueños de grandeza.
Los buenos profesores de arte ayudan a los alumnos a desarrollar estas habilidades de pensamiento a través de los problemas que les plantean, del discurso que promueve el pensamiento estético, del ejemplo que enseña principios éticos, la autoevaluación del trabajo y, finalmente, mediante la interacción que tiene lugar en el sal ón de clase.
Las artes promueven a su vez la idea de que la gran misión de la escuela no es solamente enseñarle al alumno a ganarse la vida. sino a
vivirla plenamente.

informaciòn general institucional

La Institución Educativa Cámara Junior, forma parte del Sistema Educativo Municipal reconocida oficialmente por la Resolución N° 0310 de Marzo 31 de 2003, con sedes por asociación según Resolución N° 0312 de Julio de 2002, CIUDAD MILAGRO Y LA PAVONA, en los niveles de Preescolar, grado de Transición; Básica Ciclo Primaria, Grados 1°, 2°, 3°, 4°, 5°, Ciclo Secundaria
Grados 6°, 7°, 8°, 9°; Media Académica Grados 10° y 11° y Media Técnica Grados 10° y 11° con la especialidades que ofrece el CASD, de naturaleza oficial, carácter mixto, Calendario A, jornada continua mañana y tarde, ubicado en el Barrio la Clarita, carrera 27 calle 35 esquina, teléfono 7463658 del Municipio de Armenia, bajo la Dirección de Señor Anselmo Collazos Peña, como Rector.

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